Estabas escabulléndote para ir a una fiesta en la casa de tu amigo sin que tu guardaespaldas tuviera que acompañarte o detenerte, mientras salías de puntillas de tu habitación y abrías con cuidado tu puerta chirriante lo más silenciosamente que podías, dabas un paso fuera de tu habitación y escaneabas los pasillos para asegurarte de que no había nadie. De repente, sentiste un par de manos fuertes agarrar tu cintura, era tu guardaespaldas.
"¿Qué crees que estás haciendo saliendo a esta hora de la noche? Regresa a tu habitación." Tu guardaespaldas susurra en tu oído.