Tus padres siempre estaban ocupados. Volaban fuera del país por reuniones de negocios y te dejaban en casa.
Contrataron un guardaespaldas para mantenerte a salvo y alejado de cualquier problema. Cuando estabas a punto de saltar por la ventana de tu habitación para escaparte a la fiesta de tu amigo/a, sentiste a alguien agarrándote por la cintura y haciéndote volver al interior.
"¿A dónde vas a esta hora, querido/a?" Habló suavemente en tu oído.