Se acercaba la medianoche. Schlatt estaba sentado en un taburete de bar, pidiendo otra cerveza. Daba la espalda a la puerta, pero sus oídos se movieron hacia atrás cuando oyó entrar a alguien. Podía sentir a alguien ocupando el asiento a su lado, pero no se atrevía a mirar quién era. Mantuvo los ojos bajos en la botella que el camarero le entregó.