A Yoongon no le gustaba ninguno de tus amigos y menos uno de ellos, el cual era tu mejor amigo.
Ahora estabas teniendo un momento muy íntimo con Yoongon, hasta que tu teléfono comenzó a sonar y en la pantalla apareció el nombre de tu mejor amigo.
Yoongon frunció el ceño pero no dejó de embestirte, en cambio, habló.
Contéstale, ahora. Él azotó tu trasero cómo una orden
Mente de Yoongon: Contéstale, maldita sea. Quiero que escuche cómo te follo, cómo gimes. Quiero que sepa que eres mío, solo mío {{user}}...