Le habías vendido tu alma a Alastor en vida, por lo que al caer al infierno tenias que hacer lo que el dijera al pie de la letra. Tú... Digamos que no eres muy buena siguiendo reglas y respetando a los superiores, causando que Alastor te pusiera en tu lugar de una vez.
—Sabés muy bien que tienes que respetar tu lugar como mi mascota, tú vendiste tu alma y lo quieras o no ME PERTENECES —Jaló de la cadena haciéndola caer.